Imagen
tallada en madera policromada perteneciente a la escuela castellana.
Como grupo escultórico puede ser único en la ingeniería
española.
No tenemos nada documentado sobre esta importante talla, por lo
que no es posible confirmar las atribuciones que se han hecho a
Juan de Juni o a Gregorio Fernández por época: por
las características que muestra la podemos situar a finales
del siglo XVI o principios del XVII. La composición está
concebida de una manera extraña que resulta antinatural:
la Virgen, de pie, sujeta a Cristo por los brazos de tal forma que
éstos deberían caer más en vertical y no en
ángulo recto como aparecen, de lo que resulta una caída
no natural: este mismo efecto se pretende en la forma de cortar
la figura de Cristo, al doblar las rodillas en ángulo recto.
Todo ello responde claramente a una visión manierista de
las cosas, aunque en el rostro de Cristo podamos apreciar ciertos
acentos dramáticos.
En lo que se refiere a la Virgen estamos dentro de esas visiones
que se suelen llamar romanistas en el manierismo. No es una visión
teatral, desencajada y escenográfica, cargada de patetismo
a lo Juan de Juni, ni tampoco en el sentido barroco de Gregorio
Fernández; presenta un tratamiento clásico, con un
rostro joven y rasgos de belleza en sus facciones; se muestra serena
y poderosa, sin expresar el dolor dramático propio del barroco.
A pesar de que no se pueda dar un nombre para el autor, sin duda
se trata de una escultura muy buena y claramente manierista. El
grupo resulta grandioso tanto por la figura de la Virgen, como por
el propio cuerpo de Cristo, con un buen tratamiento de su anatomía
así como la insistencia en el tratamiento de los paños
(en el de pureza y en el velo de la Virgen) tratados, además,
con el mismo cromatismo.
* Texto cedido
por los sacerdotes de la villa. Se les puede leer junto a cada imagen
en la misma Iglesia.
|Pagina
Principal|La
Iglesia| |