Situada
en la cara norte de la Iglesia, su construcción data del
tercer cuarto del siglo XVIII y su ubicación se corresponde
con el lado del Evangelio.
Se trata de una capilla de planta cuadrangular y si bien al exterior
muestra una fachada de gran simplicidad, el interior está
concebido con mayor riqueza debido, por un lado, al retablo en piedra
que se halla en la cara norte y por otro a la utilización
de yeserías en la cúpula. El retablo es original de
la capilla y está formado por tres calles, la central más
ancha y alta en la que se sitúa el crucificado que da nombre
a la capilla: una imagen de Cristo sufriente, eminentemente gótica,
del siglo XIV, y que goza de una gran veneración en esta
villa.
Las calles laterales del retablo están unidas a la central
por los denominados aletones sobre los que aparecen colocados unas
formas circulares que, junto con el mismo aletón de la hornacina
central y los motivos vegetales repartidos por todo el conjunto,
dan el dinamismo suficiente para contrarrestar la rigidez general
y la frontalidad del retablo. Esta forma del retablo está
pensada para resaltar, de alguna manera, la forma de la cruz, enmarcando
la parte superior del palo vertical y los dos lados del horizontal,
todo ello encaminado a resaltar, aun más, el motivo de la
cruz y el hecho de la crucifixión.
La cúpula, apoyada sobre pechinas, está adornada con
trabajos en yesería, característicos de esta época
y muy propios de la zona de Valladolid.
Del centro de la cúpula parten seis nervios que enmarcan
toda la ornamentación. En general, ésta presenta formas
geométricas y mixtilíneas, buscando con todo ello
el recargamiento característico del barroco. De alguna manera
se persigue el resalte por medio de una distinta disposición
de planos. Y para ayudar aún más, se suele pintar
(en este caso en tono marfil) la armadura que sobresale para así
llamar la atención del espectador.
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Texto cedido por los sacerdotes de la villa. Se les puede leer junto
a cada imagen en la misma Iglesia.
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